Muchas cuestiones nos plantean los políticos que en virtud de los pactos han accedido a los municipios españoles, pero no quiero atender a mis reacciones primeras o primarias y la canícula que nos preside no me anima a una reflexión más detenida, por lo que acudo a repasar mis artículos en la prensa y me decido por ofrecer a mis lectores, muchos de ellos funcionarios, este, publicado en el diario "Las Provincias" el 29 de octubre de 1993:
Cuando en el primer tercio de este siglo la izquierda, entonces radical, criticaba la burocracia, entendida como los funcionarios con ejercicio de autoridad, lo hacía manifestando que ella constituía el fundamento básico de la conservación del sistema que se trataba de cambiar, y lo hacía partiendo de un concepto de clase.
Desde otros esquemas, desde el punto de vista de Weber, en cambio, la burocracia aparecía como el sistema más eficaz de cumplir los fines del Estado. Así, la burocracia se presenta como una cuestión técnica y profesional que tiene como instrumentos de actuación, fundamentalmente, los jurídico formales; es decir, las leyes y normas que regulan la forma y estructura del Estado y sus fines.
Según cual sea el punto de vista, las conclusiones con respecto a la burocracia son evidentes: destruirla o conservarla.
Hoy, en cambio, me parece que la situación es más compleja, está completamente cargada de cinismo. Los principios que mantiene nuestra Constitución, salvo radicalismos, permiten, formalmente, el cumplimiento de los deseos de la mayoría de los españoles, de derecha e izquierda.
¿ Por qué, pues, resulta que se ha desprofesionalizado a la Administración de los años ochenta hasta hoy? ¿Qué intereses se ven perjudicados por una burocracia profesional que quiere cumplir con los esquemas formales y finalistas de nuestra Constitución y leyes que la desarrollan? ¿ Acaso no interesa que se cumplan?
Si los inconvenientes de la burocracia profesional ya se conocen y sus ventajas también, ¿ por qué se crean otros tipos de burocracia desprofesionalizada y sin posibilidad de actuar con la neutralidad que exige la Constitución?
Si la Administración ha sido siempre el botín de los grupos dominantes, ¿ qué grupo es el que no quiere a profesionales en el seno de aquélla? ¿Quién no sabe corregir los defectos de la burocracia profesional? ¿A quién le molesta? ¿ Quién tiene el poder sobre la Administración actual? ¿Cuántos no creen en lo que están haciendo o diciendo?
Quizá ustedes, los lectores, tengan la respuesta. Quizá algún escrito mio lo haya puesto de manifiesto con anterioridad. Quizá obtengamos la respuesta de los hechos.