Para aquellos que esperen una mayor frecuencia de entradas en este blog, les reitero mi dificultad en encontrar cuestiones que no estén más o menos tratadas en él. Influye, además, mi condición de jubilado, además cada día más separado del mundo administrativo y universitario, y, también, por ello y la edad, una preocupación importante por la situación política de España y, en consecuencia de sus Administraciones públicas. Voy a tratar de no reiterar en exceso lo ya dicho y como me voy a referir a los cuerpos superiores de la Administración y a determinadas políticas públicas o medidas políticas, remito a esta entrada reciente sobre los cuerpos y la administración general y la especial y nivel directivo.
En plena vorágine de ineficacia y de procesos electorales, me parece que con un gobierno en funciones resulta que nada funciona, salvo el adoptar decisiones cara a las elecciones. En una situación como esa tampoco se puede considerar que hay administración pública, aunque eso quepa decirlo desde hace varios años, por la politización absoluta del nivel superior administrativo. Reitero, sin embargo, lo dicho por Olivan de que no hay gobierno sin administración y que administrando se gobierna. La pregunta inevitable es ¿qué tenemos entonces ahora?. Remito aquí a los libros de Alejandro Nieto sobre La organización del desgobierno. Ed. Ariel 1984, seguido por La nueva organización del desgobierno. Ed.Ariel 1996. Al echar un ojo al primero me encuentro con la sorpresa de unas olvidadas líneas que me envió el maestro acerca de mis últimos libros. Pero quiero recoger que ya en 1984, Nieto, en el primero de los libros citados, se refiere a Una función pública invertebrada y nos dice, página 132: Del análisis anterior se desprende que la función pública española se encuentra radicalmente invertebrada. Los antiguos principios vertebradores iniciados trabajosamente el pasado siglo, que se consagraron legalmente en las primeras décadas del presente, no han sido abrogados de manera formal, pero no se mantienen en la práctica. La realidad es una masa amorfa de funcionarios- mejor dicho, de personal- que se regula por normas no escritas o prácticas improvisadas, sin el hilo conductor de una política definida. El sistema tradicional se ha deteriorado profundamente y no hay otro recambio. No existe-dicho sea con la mayor rotundidad-una política definida de personal y lo único claro es que no se quiere seguir con fidelidad los antiguos principios....Para terminar en parte y pasar a la idea que ocupa mi mente, recomiendo, del segundo de los libros citados, en su página 139, el apartado dedicado al Nicho ambiental del funcionario. Pero no quiero dejar sin exponer estas líneas de la página 141: El segundo desengaño, se produce cuando se percata de que, marginado el mérito, lo único que cuentan son las maniobras: políticas, sindicales, corporativas, de grupo y aun simplemente individuales.....
La idea que me ocupa es, dada la época de 1964 en la que ingreso en el Cuerpo Técnico de Administración Civil del Estado, luego y ahora Superior de Administradores Civiles del Estado, que tengo que hacer referencia a un periodo franquista, en el que adsorbí un conjunto de ideas y principios de administración pública, gestión y derecho. De los que dado el panorama y como existentes en dicho periodo no sé si quebranto la memoria histórica de alguién. Por si acaso recurro a otro libro de Alejandro Nieto Testimonio de un jurista (1930-2017) que al referirse prácticamente al periodo de mi ingreso funcionarial, en página 126 dice: Dirigida por tecnócratas (y no por políticos) y realizada fundamentalmente por miembros de un cuerpo de nueva creación llamado Técnico de Administración Civil del Estado, se puso en marcha con gran publicidad y sin limitación de recursos, una ambiciosa reforma administrativa que no alcanzó ni remotamente sus objetivos, pero que fue el primer intento serio de adaptar las estructuras administrativas españolas a las transformaciones económicas y sociales que estaba atravesando el país, mejorando además su imagen y mentalidad. No sigo, me vale sobre todo la calificación de primer intento serio que en persona marcadamente crítica como Nieto es una nota positiva a la reforma administrativa de aquellos años. Siempre, no obstante, distinguiendo el diseño legal y su eficacia o no posterior. Pero, tampoco olvidemos, que en el diseño legal están los principios y en la acción su eficacia o incumplimiento.
Estoy, pues, ante mí memoria histórica, de la que no puedo eliminar el franquismo para lo bueno y para lo malo. En el aspecto de la Administración Pública mi vivencia es positiva, precisamente por la época en que mi actividad trascurre.
Pero Nieto nos ha escrito sobre una función pública invertebrada y ello me lleva a analizar cual era su vertebración anterior a 1964 y la situación que se genera a partir de 1978. Lo que se trate en mi próxima entrada tendrá relación con entrada enlazada al inicio y con las que se refieran a los cuerpos de funcionarios.
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