Del sentimiento por el derecho y de la lucha por su eficacia se ha escrito bastante en este blog. El momento en que esto escribo está lleno de desasosiego y cansancio por un día en que me siento, todo él, atropellado por las infracciones que de las normas contra el ruido se han producido y aún se producen y que como se dice normalmente " no me dejan vivir". Sé que para muchos esto puede parecer una exageración y así parece si lo comparo con la tolerancia, paciencia o carencia de reacción que, en cambio, contemplo a mi alrededor. ¿Es que nos cansamos de luchar? ¿es que no confiamos en autoridades y administraciones? ¿es que consideramos que aquéllas tienen problemas mayores? ¿es miedo?
Sea como sea empiezo a sentirme ajeno a lo que parece una mayoría social que piensa o actúa de modo distinto; pero para mí, en contra de las normas dictadas en la materia. Pero, aún, a fuerza de parecer un viejo cascarrabias o serlo, no me voy a conformar y voy a luchar por mis derechos.
Para serenarme y apoyar mi sentimiento y opinión, busco en el libro La lucha por el derecho de Von Ihering, y.
, de tantas ideas que me ofrece, entresaco y comento las siguientes:
La idea del derecho encierra una antítesis que nace de esta idea, de la que es completamente inseparable; la lucha y la paz; la paz es el término del derecho, la lucha es el medio para alcanzarla.
Hoy, más que a la paz se hace referencia a la convivencia y así el derecho y los límites que individualmente nos impone, tienen como fin esa convivencia social y, en los medios de lucha para alcanzar ese fin, juega un papel principal el Estado y sus Administraciones públicas.
Otra idea:
El derecho no es una idea lógica, sino una idea de fuerza; he ahí por qué la justicia, que sostiene en una mano la balanza donde pesa el derecho, sostiene en la otra la espada que sirve para hacerlo efectivo.
Hoy, ni nunca, podemos considerar como único instrumento de la justicia al poder judicial sino que todos los poderes públicos, como tales, son espadas y balanza. Pero el elemento para pesar el derecho es la norma democráticamente dictada en equilibrio de los distintos intereses sociales e individuales y en favor de los más fundamentales o de mayor peso. Y en ese equilibrio o balance falta evidenciar que la justicia tiene vendados sus ojos y sólo puede ver esa banda de tela que hemos de considerar que es la ley.
Pero Ihering también nos dice: El derecho es el trabajo sin descanso y no solamente el trabajo de los poderes públicos, sino también el de todo el pueblo.
De otro lado y acorde a como hoy me he sentido y me siento, reflejo esta otra: El que se ve atacado en su derecho, debe resistir; este es un deber que tiene para consigo mismo. La conservación de la existencia es la suprema ley de la creación animada, y así se manifiesta en todas las criaturas; pero la vida material no es toda la vida del hombre, tiene que defender además su existencia moral, que tiene por condición necesaria el derecho; es, pues, condición de tal existencia que posea y defienda el derecho. El hombre sin derecho, se rebaja al nivel del bruto...
Por eso, porque hoy la fuerza la hemos depositado en la ley y los poderes públicos, hemos de sacudir la vergüenza y el miedo y pedir la acción de estos poderes y la eficacia de la justicia y la convivencia basadas en el derecho y, por eso, funcionarios que seguís el blog, no olvidéis que sois garantía del derecho dictado y de la justicia que encierra. Tampoco olvidéis los principios de buen gobierno que, conforme a la Ley de Transparencia, obligan a políticos y altos cargos, porque tienen fundamento en el Derecho y la Constitución y ningún otro interés puede imponerse al público y general que en ambos se declaran. No nos convirtamos, pues, en una sociedad de brutos.
Para serenarme y apoyar mi sentimiento y opinión, busco en el libro La lucha por el derecho de Von Ihering, y.
, de tantas ideas que me ofrece, entresaco y comento las siguientes:
La idea del derecho encierra una antítesis que nace de esta idea, de la que es completamente inseparable; la lucha y la paz; la paz es el término del derecho, la lucha es el medio para alcanzarla.
Hoy, más que a la paz se hace referencia a la convivencia y así el derecho y los límites que individualmente nos impone, tienen como fin esa convivencia social y, en los medios de lucha para alcanzar ese fin, juega un papel principal el Estado y sus Administraciones públicas.
Otra idea:
El derecho no es una idea lógica, sino una idea de fuerza; he ahí por qué la justicia, que sostiene en una mano la balanza donde pesa el derecho, sostiene en la otra la espada que sirve para hacerlo efectivo.
Hoy, ni nunca, podemos considerar como único instrumento de la justicia al poder judicial sino que todos los poderes públicos, como tales, son espadas y balanza. Pero el elemento para pesar el derecho es la norma democráticamente dictada en equilibrio de los distintos intereses sociales e individuales y en favor de los más fundamentales o de mayor peso. Y en ese equilibrio o balance falta evidenciar que la justicia tiene vendados sus ojos y sólo puede ver esa banda de tela que hemos de considerar que es la ley.
Pero Ihering también nos dice: El derecho es el trabajo sin descanso y no solamente el trabajo de los poderes públicos, sino también el de todo el pueblo.
De otro lado y acorde a como hoy me he sentido y me siento, reflejo esta otra: El que se ve atacado en su derecho, debe resistir; este es un deber que tiene para consigo mismo. La conservación de la existencia es la suprema ley de la creación animada, y así se manifiesta en todas las criaturas; pero la vida material no es toda la vida del hombre, tiene que defender además su existencia moral, que tiene por condición necesaria el derecho; es, pues, condición de tal existencia que posea y defienda el derecho. El hombre sin derecho, se rebaja al nivel del bruto...
Por eso, porque hoy la fuerza la hemos depositado en la ley y los poderes públicos, hemos de sacudir la vergüenza y el miedo y pedir la acción de estos poderes y la eficacia de la justicia y la convivencia basadas en el derecho y, por eso, funcionarios que seguís el blog, no olvidéis que sois garantía del derecho dictado y de la justicia que encierra. Tampoco olvidéis los principios de buen gobierno que, conforme a la Ley de Transparencia, obligan a políticos y altos cargos, porque tienen fundamento en el Derecho y la Constitución y ningún otro interés puede imponerse al público y general que en ambos se declaran. No nos convirtamos, pues, en una sociedad de brutos.
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