jueves, 13 de septiembre de 2018

POLÍTICA Y UNIVERSIDAD

Otra vez la actualidad obliga a considerar la actividad política, ya que los másters y ahora las tesis doctorales son arma política y, además, ponen en evidencia a la Universidad y da igual que sea por casos concretos o sea una cuestión general que afecte al sistema educativo o formativo universitario y a la institución y, en consecuencia a nuestra sociedad, sus valores y su valía general y para regir la nación y su Administración.

En esta entrada, en la que comencé una serie de tres con el título de Cuando la política lo domina todo ya estaba apuntada nuestra realidad de hoy.


La primera entrada, la enlazada antes, es la más general y si cada lector responde a las preguntas que en ella formulo, verá que la actual situación política es grave por el deterioro general que manifiesta; en la segunda me refiero propiamente al sistema político y en la tercera a la educación. Es bueno repasarlas.  De otro lado de 2008 a 2013 hay 20 entradas en las que universidades es su etiqueta, y en las que Manuel Arenilla Sáez catedrático de Ciencia de la Administración tuvo una contribución muy especial. También es bueno repasarlas.

Hoy los másters de una universidad y la tesis de doctorado del Presidente del Gobierno, se han puesto en cuestión y en todos los casos hay políticos por medio. ¿Se trata sólo de la lucha por el poder o destrucción del oponente? Creo que aunque fuera así, la realidad evidencia un sistema de relaciones entre políticos y universidades o docentes, que no deja a nadie en buen lugar, aun cuando pueda que sólo se trate de casos concretos. Afecta a la estructura de las enseñanzas oficiales de la Universidad, establecidas en el artículo 37 de la Ley Orgánica 6/2001 de Universidades, que considera tres ciclos: Licenciatura, Másters y Doctorado. El Máster es pues el título que corresponde a un ciclo en los estudios universitarios, pero si tengo que pensar en su valor intrínseco, con carácter general no puedo, pues a la inflación de títulos del ciclo de licenciaturas, habida desde finales del siglo pasado, hay que añadir la terrible proliferación de másters y sus diferentes contenidos y valor, trascendencia e importancia. Sólo se pueden valorar uno a uno, viendo su contenido, calidad del profesorado, intensidad, presencialidad y tipo de prueba final. Todo un mundo, en el que influyen los intereses curriculares de aspirantes a trabajar, funcionarios y políticos a efectos curriculares; así como a la Universidad por ingresos, colocación de profesorado, mantenimiento del empleo, etc. Un campo que propicia todo un sistema de relaciones sociales para "vender" el máster tanto con empresas como con el sector público y políticos de partido, que generan alumnado y favorecen "intercambios" que favorecen a la universidad o sus docentes. Hay que tener en cuenta que con las Comunidades autónomas han proliferado las universidades y las titulaciones oficiales. El campo político de relación se ha ampliado. En esa situación la necesaria presencia en el máster se rebaja y las convalidaciones proliferan. Comodidad total. Ingresos con poco trabajo y título mediante un simple escrito final.

El doctorado es diferente, en su origen su utilidad iba dirigida al acceso a la condición de catedrático universitario y hoy el artículo 38 de la citada Ley Orgánica dice que se dirige a la especialización del estudiante en su formación investigadora. Esto me interesa destacarlo. Se trata de investigar y siempre se ha considerado que la investigación, la tesis, debía aportar algo nuevo. No cabe el cortar y pegar y poner una conclusión. Esa investigación, si es seria. puede ocupar varios años (cuatro solía ser una cifra referencial). Para quienes hemos abordado una tesis en la que había mucho que investigar y documentos que apalear no cabe lugar a dudas la formación y disciplina que ofrece la investigación y que precisamente tiene valor principal en la función docente. Y en el caso de las cátedras complementado con la obligación de hacer una oposición en la que el aspirante ha de exponer el método de la asignatura, su contenido y el programa de la misma según su criterio. Un ejercicio que aunque no apruebes, forma mucho en la disciplina correspondiente.

El sistema degenera en cuanto el título de doctor es para el político una especie de galón que lucir y que representa un valor intelectual que le coloca en un espacio superior en su ámbito político y administrativo. También en cuanto el doctorado ya no es sólo para el ámbito docente, sino de mérito y posible ascenso o acceso a empleos públicos importantes. Pero sobre todo, en cuanto el doctorando tiene escaso tiempo para investigar o carece de conocimientos suficientes, la tesis puede acabar no siendo una investigación formadora de carácter y saber, sino una redacción, un ensayo, todo lo más, que puede hacer un tercero en tu nombre; tercero conocido como "negro". Más cosas se unen, la composición del tribunal, su mayor o menor benevolencia, una lectura de la tesis que se toma literalmente y no es una exposición oral con ligeros apoyos en un esquema propio, sino la lectura directa de la tesis, lo que hace cualquiera que lea decentemente. Y luego la nota final, el sobresaliente cum laude, pues si no quedas como un zote. Eso también se negocia.

En resumen, "la política" ensucia y corrompe todo y como resultado de lo que vemos, con razón o sin ella, la Universidad ha de hacer limpieza y mantener el prestigio. Pero no sé porqué a mí me parece que la estructura actual de nuestra sociedad y de sus actividades económicas y predominio del sector de servicios y del sector público, no lo va a permitir con facilidad. Los sistemas de cooptación  existen en casi todos lo ámbitos, pero el político tiene una dimensión especial, y también hoy puede ser difícil de modificar. 












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