Después de la última entrada sentí la necesidad de repasar algunos clásicos y en ellos confirmar que ya está dicho todo y que además lo está expresado con sencillez. Así pues, respecto de la política y la administración, en ellos se encuentran los principios esenciales y los conceptos básicos, que son la savia que nutre a todo el árbol, que no permite que se seque y que alimenta la producción de los frutos. ¿Encontramos hoy esta savia? ¿o una complejidad en la que se diluye, hasta perderse? Si en la savia radican los principios y los conceptos que permiten la ramificación y extensión del tronco y los diversos frutos, si se diluye, si pierde fuerza ¿no se secarán las ramas primero y luego el árbol y no habrá frutos?
Perdónenme esta forma de expresarme de tono parecido al de los clásicos, no es pedantería, es como una necesidad que siento de que se comprenda cómo en lo sencillo está la raíz de lo más complejo, como el tronco es la raíz de las ramas. Por eso, hay que volver a analizar los conceptos, sus causas y razón y llegar a la esencia de cada institución, sus fines y funciones. Y por eso siguen vivas las grandes preguntas: ¿qué es la política? ¿qué el derecho? ¿qué la administración pública? Y siendo conceptos distintos ¿de qué manera están íntimamente unidos y no son el uno sin el otro? Continúo preguntando para desarrollar mi idea o pensamiento de hoy.
¿Son una unidad? ¿Subsiste cada una de estas instituciones la una sin la otra? ¿Puede una asumir las funciones y fines de la otra? Si fuera así ¿no se perdería la unidad y fin para las que se crean? Si son partes de un todo, si una de ellas anula la otra ¿no se pierde el todo y con ello las partes? ¿La política es un fin o un medio? Si el fin no es la política en si misma, sino uno general y común a las otras instituciones, si la política predomina y anula las otras instituciones ¿no se pierde el fin principal? Lo que pregunto ¿es complejo o es sencillo? ¿se entiende con sencillez la respuesta? Si es así, en cambio, ¿ por qué es complejo cumplir el fin general o común? ¿Tenemos la respuesta? ¿cabe responder que en el fin de la política radica la conservación y eficacia del resto de las instituciones?
Creo que sí cabe esta respuesta, siempre que el concepto de lo que es la política se conserve y no quede entrecomillado como hago en el título de esta entrada. Es fin de los poderes públicos, principalmente del ejecutivo, hacer que la Administración y el Derecho sean efectivos, cumplan sus funciones y su fin. Y en el Derecho hay que incluir a otra institución y concepto que es la Justicia. Para que el todo subsista es necesario que cada parte no se desnaturalice y ello implica que cumplan su función y fin, lo que implica una necesaria independencia, que queda limitada o circunscrita por las funciones y fines de cada una de las restantes y por el tiempo o momento que a cada una corresponde en su acción.
¿Se cumple esto en España?
Creo que no. En conversación con uno de mis hijos cuya profesión es la abogacía y la especialidad el derecho administrativo, al comentar el estado de la Administración y sus funcionarios, decía con sencillez que eran los políticos, la política, el principal mal que les afectaba. Dicho esto; siendo las instituciones nombradas básicas y fundamentales ¿dónde estamos? ¿qué somos?
He empezado a escribir y llego a este punto, quedando en mi cabeza una serie de cuestiones más concretas que escribir o decir y desarrollar y que debo ordenar más o menos, en la extensión de una entrada. Voy por ello a parar aquí, por hoy, diciendo, eso sí, antes, que la política, en su mal sentido, lo domina hoy todo y que al hacerlo desnaturaliza cada institución pública y nos sumerge en un algo que es una nada desde el punto de vista de los intereses generales, quedando éstos corrompidos. Trataré de ordenar el resto de ideas en otra u otras entradas.
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