martes, 23 de julio de 2019

LA POLÍTICA DE MANTENIMIENTO

Es una constante por mi parte y contenido en este blog el evidenciar la conexión ineludible entre Política y Administración que, a su vez determina la conexión con el Derecho. Pero política como término puede tener distintas acepciones, una clásica y otra de sentido más o menos peyorativo. La primera es la que es válida para mí cuando no se trata de hacer una crítica de las actuaciones políticas o administrativas, sino de poner de manifiesto las bases y fundamentos de lo que es la Administración pública.

En nuestros clásicos y, en especial, he citado varias veces a Oliván y su porque administrando se gobierna. También ahí la conexión entre política y gobierno es esencial. Ayer y hoy venimos asistiendo a la política en su sentido más mediático: el de la elección de un Presidente del Gobierno y de toda la parafernalia que los partidos desarrollan al efecto. Pero realmente no es de esto de lo que quiero hablar, sólo lo menciono al efecto de exponer un sentido de lo que llamamos política.

Pero como ciudadanos o "administrados" lo que nos interesan son los actos, las acciones concretas y la salvaguarda de nuestros derechos y en este campo no puede evitarse considerar a la organización administrativa pública. Y es que mientras los partidos políticos y sus dirigentes se dedican a lo antedicho y ver quien gobierna y qué le dejan hacer de lo que promete, mientras se dice que hay un Presidente y un Gobierno en funciones, lo que de verdad es una Administración Pública, su parte ejecutiva, continúa trabajando y administrando como puede y dentro de la gestión presupuestaria administrando los recursos que tiene y satisfaciendo las solicitudes que se le hacen o resolviendo los problemas. La ironía de algunos comunicadores o periodistas manifiesta si no se estará mejor sin Gobierno.

Dicho esto, he de resaltar que la política, tiene una función esencial elaborar las políticas públicas y las leyes. Pero, al mismo tiempo, quiero destacar que esta función se ha exagerado, desde mi punto de vista, hasta límites inadecuados, pues parece que se hace política cuando se hacen leyes y no administrando o consultando previamente a la Administración si pueden ser eficaces o ejecutándolas. La ley, como ya he dicho, se convierte en un instrumento de propaganda, de tal manera que su eficacia es algo secundario que no pertenece a la política, sino a la Administración y en particular a Hacienda y la recaudación. De ahí, que los presupuestos generales se hayan convertido en la ley más importante, pero la que menos puede ser entendida por el simple ciudadano en sus contenidos y efectos. Y también la que menos eficacia viene teniendo en su ejecución.

Esta permanente actividad legislativa y de "políticas públicas" lleva a un aumento o incremento de organización y de gasto público desordenados, ya que no hay verdaderamente una administración pública profesional garante de la bondad y eficacia de lo aprobado, e incapaz de reformar la organización al efecto de recuperar recursos o transformarlos. Un monstruo incontrolable.

En Valencia, en estos meses asistimos a un derrumbe físico, poco a poco del Palacio de la Música; la contaminación de las playas no se sabe de dónde viene: ¿depuradoras?, ¿acequias? ¿emisores submarinos? Obsesionados con patines, bicicletas y otras molestias ciudadanas, no se limpian las calles lo que se debe, la recogida de basuras pues "regulin". La escasez de funcionarios capacitados o de efectivos en policía, inspecciones etc. es evidente. Hemos aumentado las Consellerias para que los socios de gobierno tengan sueldo y plaza y no hay quien cubra los servicios y las secciones. Con el dinero dedicado a políticas denominadas progresistas: cabalgatas de reinas magas, orgullos desmedidos, fomento del catalán y otras similares, las políticas esenciales que hoy no tienen mantenimiento podrían mejorar.

Mantener las políticas, mantener su eficacia es administrar bien y es la principal política, por ello no he hablado de la administración de mantenimiento o de que el mantenimiento es administración, que lo es, sino de la política de mantenimiento porque es la primera de todas las necesarias

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