martes, 13 de abril de 2021

LA MISERIA Y LA GRANDEZA DE LA ADMINISTRACION PÚBLICA

Muchos de los acontecimientos políticos en la actualidad van ligados a actuaciones administrativas muy discutidas. El proceso de vacunación por el Covid puede ser un ejemplo, ya que crea inquietudes y dudas serias en la población, Lo que podía haber sido una tramitación simplemente administrativa como la que se da en la vacunación contra la gripe, se ha convertido en una cuestión política importante.

La complejidad se produce, ante el carácter pandémico del virus, por la necesaria o no -quién sabe- intervención de distintas burocracias y gobiernos: El europeo, los nacionales y el de las comunidades autónomas en nuestro caso. Continuos vaivenes en la centralización de las decisiones o la decentralización, que han provocado medidas diferentes con desigualdades evidentes y contradicciones que producen perplejidad. La mayor la de unos españoles que no son libres de moverse en nuestro territorio nacional y unos extranjeros que sí pueden hacerlo.

A ello hay que añadir que las implicaciones económicas pueden ser enormes y, de un lado, existe el negocio farmacéutico v sus intereses y, de otro el aprovechamiento, en este campo y en de la contratación, de los corruptos aprovechados, que pululan en política y administración.

A mi no me cabe duda que la gestíon no está siendo la mejor. Ya no lo es en situaciones normales, pues otro ejemplo  es el interés político en comunicar el número de sanciones que se ponen y la realidad es que su tramitación es mala: bien se carece de medios, bien el procedimiento es lento, bien caducan las sanciones o bien se es incapaz de cobrarlas y vemos que se externaliza el cobro y mientras las más absurdas y propagandísticas subvenciones se anuncian a bombo y platillo, se carece de presupuesto para ayudas plenamente necesarias y el mantenimiento de las políticas esenciales; hasta icumplirse, pues, competencias que se dicen irrenunciables. En consecuencia, se aumenta la presión fiscal y el principio de no confiscatoriedad en la tributación no se cumple. El ciudadano ya percibe la mala gestión y ya denosta a los políticos y sus programas desmentidos por sus actos y las mentiras de signo electoral en cualquier momento, para seguir en la poltrona. No digamos pues ahora que Madrid tiene sus elecciones, siendo su repercusión mayor que la de unas simples comunitarias.

Me he cansado de decir que no tenemos Administración pública y que nos gobiernan y administran incapaces, mientras la función pública está en plena decadencia y los amiguetes del político la suplantan y se consideran "expertos" y se reunen en comités fantasmas.

En una palabra, la politica tal como la entienden los políticos lleva a la miseria de la Administración pública, cuando la Politica, en su raíz y plenitud, es la que califica a la Administración como pública y la insitucionaliza como poder del Estado y la relaciona con la máxima expresión política que es el Derecho y su eficacia. La grandeza de la Administración pública radica en ello y no en lo que cada día sufrimos, como individuos, como ciudadanos y españoles. Los árboles que plantan los partidos políticos no nos dejan ver el bosque. Las especialidades jurídicas y doctrinales lo mismo. No hay Política sin Derecho, no hay Gobierno sin Administración y no hay Administración sin mérito ni capacidad. Si nada de ello se da, no hay democracia.

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