domingo, 10 de julio de 2022

PENSANDO EN LA ACTUALIDAD ESPAÑOLA REPASO LOS CLÁSICOS. III

Comprendo que en estas entradas en las que prefiero reflejar, en las versiones traducidas, el texto tal como los clásicos lo producen, no sean lo más ameno, pero estamos viendo que la democracia es su protagonista. Los textos nos revelan una evolución de los regímenes o formas de gobierno. En nuestra realidad la evolución se está produciendo, éramos niños con un juguete nuevo, pero siempre los hay más mayores y más malos y no educados como lo hicieron nuestros padres o nuestros maestros. Creo cada vez con más certeza, cosa que parece imposible, que no hay democracia si no hay hombres éticos y morales y preparados para el gobierno, con sentido preciso de la igualdad matizada por la equidad y la buena educación libre y sin ánimo de dominio o extinción de la personalidad; ésta es precisamente la base  de la igualdad y la libertad, sin que la que no existe democracia de verdad. Y hay que decirlo cuando no es así y repasar nuestra herencia de la anterior sabiduría y experiencia.

Los diálogos de Platón son una fuente de conocimiento de lo que ocurre cuando no son ílos mejores los que gobiernan y la educación se pervierte.

Acababa Sócrates, en la última entrada, calificando como características de la democracia el ser un régimen agradable, sin jefe, pero artificioso, que distribuye la igualdad a los iguales como a los que no lo son Y en el anunciado punto XII sigue:

-Considera, pues -dije yo-, lo que es este hombre privadamente. ¿O convendrá primero ver cómo se forma, siguiendo el ejemplo del régimen descrito.

-Sí- contestó.

-Y ¿no será de esta manera? A mi juicio el hijo del ahorrativo oligárquico abundará en las mismas costumbres que su padre.

-¿Por qué no?

-Por tanto, dominará por la fuerza los deseos de placer que en él se den y cuantos le resulten costosos y no productivos, esto es, los llamados innecesarios.

-Evidentemente dijo.

-¿Te parece bien -inquirí-.para no andar entre sombras precisar antes de nada cuáles son los deseos necesarios y cuáles no?

-Sí, desde luego- contestó.

-¿Y no debiera llamarse justamente necesarios aquellos deseos que no podemos rehusar y a cuantos una vez realizados nos prestan alguna ayuda? Creo que nuestra naturaleza necesita por fuerza de ambos. ¿O no convienes en ello?

-En efecto-

-Diremos, por tanto, con toda justicia, que son plenamente  necesarios.

-Sí, con toda justicia. -Pues qué, hablemos de los deseos que, con empeño juvenil, podríamos alejar de nosotros, sin que perdiésemos nada con ello, antes al contrario. ¿No estaríamos en lo cierto al calificarlos de innecesarios?

-Indudablemente.

-¿Tomaremos, pues, un ejemplo de lo que son unos y otros para darnos una idea de ambos?

-Es preciso hacerlo.

-¿No es acaso necesario el deseo de satisfacer nuestro apetito con el alimento adecuado a nuestra salud y bienestar?

-Eso pienso yo.

Interrumpo, pra ir al punto que quiero destacar y que haga pensar de acuerdo con el objeto de estas entradas. Sócrates ha entrado  en cierto modo a dialogar sobre los placeres y consideración como  deseos necesarios y llega a este punto:

-Y del hombre al que poco ha llamábamos zángano, ¿no decíamos que estaba lleno de esos placeres  y deseos innecesarios, e incluso dominado por ellos? ¿No ocurría justamente lo contrario en el hombre ahorrativo y oligárquico?

-¿Cómo no?

XIII. - Volvamos ahora al problema planteado: Cómo del hombre oligárquico sale el hombre democrático. La mayoría de las veces acontece del modo siguiente.

-¿Cómo?

- Cuando un joven, educado de la manera que decíamos, mejor dicho, privado de educación e imbuido de afán de lucro, gusta de la miel de los zánganos y traba relación con animales como estos, ardientes y temibles, que pueden producir en él toda clase de placeres de las más variadas clases, entonces ponte a pensar que se da ya en su alma el cambio de gobierno, pasando por tanto del régimen oligárquico al democrático.

Más adelante se refiere a que en ocasiones la facción democrática cede ante el empuje oligárquico y que entonces parte de los deseos se destruye y la otra se arroja del alma y que por ello nace en el joven un cierto sentimiento de pudor. 

No quiero extender en demasía el texto pese al interés del diálogo. Para acabar, después de lo reflejado, dice Sócrates: 

Pero enseguida, creo yo, otros deseos análogos a los expulsados prolifican en gran número y con gran fuerza en virtud de la falta de educación paterna.

Sigue siendo interesante seguir con estos diálogos que, en cierto modo retratan bien lo que ocurre hoy en nuestra sociedad. Recomiendo su lectura a los jóvenes y menos jóvenes, y preparen bloc y bolígrafo.

Así  que con Platón y otros iremos viendo como la democracia degenera.

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