Acaba de aparecer el libro de Mariano Baena del Alcázar que refleja la organización y estructura de los órganos centrales de la Administración española en el período de 1838 a 1900, que el autor encuadra dentro de la Ciencia de la Administración, incorporando, además, un Anexo de los equipos directivos de los gobiernos del citado período. Presidentes, Ministros, Subsecretarios y Directores generales y equipos directivos. No dudo que el libro constituirá una fuente de información importante para los estudiosos e investigadores de la Administración pública española, así como que contribuye a conocer por qué nuestra Administración actual es como es. Pero para mejor conocimiento de los lectores, voy a transcribir algunos párrafos del punto 1.1, del libro, que dentro del Capítulo I, y de la descripción del Objeto de estudio y de su encuadramiento y caracteres, se refiere a la Emergencia y nueva realidad de la Administración liberal española. Así nos dice:
En efecto, la Administración que conocemos ahora es la heredera directa de la creada al pasar de la vieja Administración imperial a otra que recoge, más o menos pobremente las pautas de la Administración de la nueva época.
Por lo demás, el caso español es peculiar ya que al crearse una nueva Administración, ni se parte de un cambio brusco como en el caso de Francia, ni se mantiene la Administración anterior introduciendo reformas lentamente, como sucedió en otros países europeos que estuvieron en guerra con Napoleón.
Tras hacer referencia a que España era un país mal administrado, subvertido y desordenado y que la Administración liberal fue la consecuencia de guerras y pronunciamientos, Baena nos avisa de las características de la obra diciendo: En este punto del razonamiento quizá sea necesario advertir que en modo alguno se está intentando entrar en el estudio de la historia política general, tantas veces escrita, ni cuando se maneja como base y premisa de las reformas administrativas ni cuando está entreverada con ellas, lo que a veces es casi inevitable. Se trata de contemplar la aparición de una nueva organización administrativa, que existe a finales del siglo XIX y no existía antes. Se trata de los Ministerios (durante algunos años llamados todavía Secretarías de Estado), con sus órganos subordinados (Subsecretarías y Direcciones Generales) prolongándose hasta el más modesto escribiente; y además los organismos vinculados a esos Ministerios, que incorporan servicios antes en manos de la Iglesia (enseñanza, sanidad), y los administradores de los adelantos técnicos (ferrocarriles, correos, telégrafos) que son reflejo -aunque sea en términos modestos- de los nuevos inventos.
Todos estos hechos dan lugar, entre otros factores, a la aparición de un gigantesco complejo, la Administración Pública, que actúa bajo el poder del Presidente del Gobierno......
El punto lo finaliza Baena diciendo que Por otra parte, y esta es la finalidad principal de la presente obre, se trata de mantener que, pese a aquella inestabilidad, se produjo la creación de una Administración moderna para la época.
El punto lo finaliza Baena diciendo que Por otra parte, y esta es la finalidad principal de la presente obre, se trata de mantener que, pese a aquella inestabilidad, se produjo la creación de una Administración moderna para la época.
Tiempo habrá de estudiar la obra y, en su caso, de comentar sus aspectos relevantes en las entradas del blog.
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