jueves, 7 de enero de 2016

DISPENDIOS PÚBLICOS Y OTRAS COSAS IMPRESENTABLES.

Los seguidores del blog ya saben perfectamente cuales son sus contenidos habituales y también, cuando dejo traslucir mis sentimientos y valores, pueden deducir mi personalidad y carácter. Tiendo o trato de ser objetivo y basarme en mis conocimientos y experiencias y no niego mi catolicidad y cristiandad, lo que, indudablemente es otra faceta que ha de influir en mi forma de ser y debería también de hacerlo en mi conducta. La administración pública, como tal, afectando a los intereses públicos y generales y a los ciudadanos y a sus derechos es un campo en que las buenas acciones debían ser lo normal y en el que todos fueran lo más respetuosos con el patrimonio común que se configura como presupuestos públicos de nuestras Administraciones públicas. Como la Administración, si verdaderamente es pública, he repetido hasta la saciedad que debe atender a todos los ciudadanos, ha de ser respetuosa, también, con los sentires o sentimientos, tradiciones y características propias de aquéllos y con la historia de la nación a la que sirven y que se ha reconocido en una Constitución votada por todos los españoles en su momento.

Es un hecho que muchos de los que nos dirigen y mandan no han vivido la guerra civil e incluso no han conocido la etapa franquista y, desde mi punto de vista, nuestros jóvenes están siendo educados, o instruidos más bien, en una serie de mentiras históricas considerables, con el intento de configurar una sociedad distinta de la de sus padres y, por supuesto, abuelos. Nuestra actual sociedad, creo que, cada día más, ha dejado la educación de sus hijos al margen de la familia (bastante desestructurada ya) y en manos de personas que frecuentemente tienen convicciones distintas de las que tienen los padres de los niños o incluso del ideario del centro educativo al que los envían; de modo que hoy va siendo difícil que se cumpla, por mor de subvenciones y conciertos, la libertad de enseñanza y, tal como en ocasión anterior he señalado, todos los principios que mantiene el artículo 27 de la Constitución y que las citadas convicciones paternas se transmitan a sus hijos en la educación pública y subvencionada; ésta condicionada por subvención y sindicatos. Esto viene a cuento de las cosas impresentables desde mi punto de vista; pero, debía haberme referido en primer lugar a los dispendios públicos, por lo que vamos a ello.
La primera noticia a destacar, por ejemplo es la que informa de que la Generalidad no podría pagar lo que debe ni vendiendo dos veces todo su patrimonio. Esta noticia me hizo pensar de inmediato  en que cómo era posible ese grado de endeudamiento; pero, tonto de mí, no recordaba que el régimen de tutela de las administraciones publicas territoriales ya no existe, pues hoy todos son responsables, mayores de edad y buenos y electos (que no elegidos entre los mejores) y velan estrictamente por los intereses generales. Por si acaso, quede claro que lo anterior pretende ser pura ironía. La verdad es que no alcanzo a entender que esto se produzca, si bien si empiezo a buscar motivos creo que no pararía. En resumen, un fiasco de Estado y Administraciones públicas. Es precisa una investigación en tesis doctoral, en equipo de doctorandos y directores de tesis, que nos ofrezca un análisis de las obligaciones públicas ineludibles como servicios públicos imprescindibles, de los gastos necesarios y, naturalmente, de los realizados que sean espurios y delictivos. Ya que no existe la tutela sobre nuestras mayores de edad Administraciones públicas, tutélese a los ciudadanos con denuncias ante el Ministerio Fiscal o la Justicia. ¡Qué menos¡

Pero, a los pocos días salta otra noticia sobre el hecho de que el Consell (es decir, el gobierno valenciano) "descubre" una nave con 375.000 libros editados con dinero público. Sobre la clase de libros de que se trata, algo pueden ver en el enlace, pero se destacan los de recetas con conejo o las de cebolla. Más allá de todo lo que pueda resultar, es indudable que el gasto correspondiente es abusivo y que la labor editorial no puede darse de este modo en una Administración pública. Igualmente, es impresentable que la clase política satisfaga con dinero público intereses como estos que nunca pueden constituir un fin público y, si se llega a ello, los ciudadanos han de ser resarcidos de estos gastos públicos con una reducción en impuestos por el importe de los gastos improcedentes. ¿Quién vigila todo esto? ¿Hay un Estado? La impresión no puede ser más desfavorable y no es sólo achacable a un gobierno o partido concreto, el desmadre es general y si esto fuera Roma, la dictadura sanadora surgiría de inmediato. Pero claro es que aquí todo se disfraza bajo las palabras democracia, libertad y progreso. Si sigo por este camino no queda títere con cabeza, pero el derecho sin fuerza, sin autoridad y sin coacción y sanción que lo haga eficaz, no es nada, es una mentira y un camino abierto a la corrupción, a la miseria y al totalitarismo más absoluto. Mientras tanto no hay dinero para cuestiones esenciales, la limpieza viaria está hecha un desastre y Valencia sucia como nunca y los ordenadores de la administración de justicia de Valencia no funcionan por viejos y desfasados.

Y para acabar, un chiste de mal gusto, el de las tres reinas magas apoyadas por un alcalde de risa, por no decir cosas peores, que hiere todo sentimiento religioso católico gratuitamente y que, ante la reacción de su aparición en el balcón con las tres robustas y "rubenianas" damas, nos tacha de no ser demócratas ni conocer la libertad y hace comparaciones improcedentes a todas luces; es decir todo lo contrario de lo que es, ya que él es quien no se muestra como demócrata y el que no sabe lo que es la libertad ligada al respeto y al derecho. Y es que lo de las tres reinas (véanlo) no debe tomarse a broma, risa o estrambote. Es un intento claro de sustituir unas tradiciones por otras nuevas inventadas y, además, es una mentira que el antecedente existiera en 1937, durante la República. Lo que hubo lo pueden ver aquí, con el añadido de estas tres fotos de la coronada del puño, la gran cabeza de cartón de Stalin y la De Largo Caballero.




En fin, aquí tragamos lo que nos echen y así nos va y nos va a ir. Propongo un partido llamado No podemos más. Esta izquierda es atávica y provoca. Los partidos democráticos de verdad han de reaccionar de modo sensato si no esto está perdido, no pueden consentirse regresiones como estas a unos tiempos para olvidar o mejor a recordar para no repetirlos nunca. Las castas son de muchas clases y lo que nos muestran estas del numerito republicano y antireligioso es lo que son. Ahí lo tienen. Tocaba gobernar, pero lo cierto es que se les ve el plumero. Recordando a Blas de Otero, estos podían irse a la China a orientarse un poco.

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