Para que el alcance de lo que vaya a escribir quede claro remito al lector a la serie de entradas dedicada a Los elementos constitutivos de la organización que comienza en esta. De otro lado, la cuestión a abordar es muy amplia y el lector ha de perdonarme si divago algo y actúo con algún desorden, ya que aquí escribo sin guión previo y redactando alrededor de la idea que acude a mi mente. En las últimas entradas me he referido a la urgencia y también a la prevención y ambas están presentes en la situación a comentar y naturalmente a la administración pública y su organización, siendo así que de que cómo sea ésta dependerá cómo sean las acciones y su eficacia. Vamos a abordar lo primero que tengo en mente.
Es la importancia y repercusión de la actividad política y de gobierno en la citada administración pública, entendida pues como institución, organización y actividad. Hasta la saciedad he manifestado el actual predominio de la política sobre todas las cosas y la dependencia de los poderes públicos que se nos ha impuesto y el vivir sin esfuerzo y sin mérito que nos invade. Si esto se traslada a la Administración pública, a nuestros gobernantes y funcionarios, en la medida que no hayan accedido por mérito y capacidad a sus puestos, tendremos también una organización incapaz y, por tanto, no habrá verdadera organización.
La primera muestra es que predominan intereses que son "políticos", es decir de partido, electorales y de miedo a perder el puesto o el gobierno; es, por ejemplo, que existiendo precedentes claros en Italia y habiendo habido desplazamientos concretos a dicho país por razón de partidos de fútbol, ninguna medida concreta se adoptara y el caso más claro el de la celebración de actos como los del día 8 pasado, día de la mujer. Es imposible que la Administración pública, que los especialistas de la sanidad no hubieran advertido de la situación y de las necesidades, en principio, impopulares que se debían adoptar. El Gobierno no puede alegar ignorancia y si ignoraba no existe calificativo suficiente para describirlo, ni responsabilidad que no le fuera de aplicación.
Y si la Administración no advirtió es que no existe como tal y es un chiringuito monumental e inalcanzable por su desproporcionada estructura y dimensión. Hoy más que nunca queda manifiesta la terrible e irresponsable estructura fantasmal creada en los ministerios ocupados por Unidas Podemos. Vamos a ver que pasa cuando los efectos económicos se manifiesten y el gasto público sea necesario para urgencias reales y no para amigos y demás. Hoy más que nunca son necesarios Decretos Ley y medidas concretas.
Qué la situación es complicada es evidente; dificil también. Por eso, más que nunca, la Administración y sus funcionarios han de ser capaces y eficaces. No basta con palabrería y anuncios generales abstractos, sino que hay que exponer medidas concretas y si no se manifiestan o conocen o no las hay o se ignora que hacer o se espera que te las proporcionen los funcionarios, llegaremos tarde. Y este proporcionar no es posible si no ha habido previsión, si no existe una organización pensante que vaya por delante de los acontecimientos y, sobre todo, si la organización que debe actuar es incapaz y servida por inútiles. La organización pensante facilita la acción rápida y eficaz, pues conlleva en sí la previsión. Entonces, cuando la incapacidad es la norma o la consecuencia de la politización del sistema, la decisión real va bajando, desciende al nivel técnico y éste también está politizado y sin garantía de mérito y capacidad. La jerarquía es sólo un nivel gráfico y de organigrama, no una conjunción de mando, saber y experiencia.
Repito, ahora es mucho más difícil todo, ahora la misma población ha de ser consciente de todo y su colaboración es esencial. Escribo, con fallas aplazadas, pero algún fallero ahora me molesta con sus "masclets" en alegre manifestación. Dios sabe de qué. Una vez más siento que no sea mi objetivo comentar una ley, un precepto o una sentencia, lo general me parece más importante, porque leyes, preceptos, actos y sentencias dependen de ello en su calidad y eficacia. Escribe un anciano.
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