Quizá la pregunta debía referirse a toda clase de ciudadanos, pero la limito porque yo soy anciano y porque en general los ancianos son los más afectados por el actual sistema, y hoy estoy indignado.
La “modernidad”, término manido en el administrar, nos ha conducido a la electrónica, a los robots telefónicos y a las webs o redes atrapa ciudadanos o laberintos mareantes donde no encuentras lo que buscas o que te conducen siempre al mismo sitio. En realidad es un sistema cómodo para las Administraciones, dónde hoy haces lo que antes de la modernidad hacían ellas en tu favor.
Ahora con la pandemia te indican u obligan, según los casos, a que no salgas de casa, de modo que hay que acudir al teléfono, modo antes cómodo, salvo que comunicase permanentemente el teléfono correspondiente a tu llamada, o a acudir a la web del servicio concreto. Así por comodidad y rapidez teniendo que ser atendido por una administración pública, acudes al teléfono del servicio de que se trata.
Inmediatamente te dice que si quieres conocer todo lo relativo a la seguridad tratamiento de tus datos etc., marques o digas 0. Tras no querer perder el tiempo oyendo el rollo, empiezan las opciones: Si quiere… marque 1, si quiere marque.....2 Si tienes suerte puede que tu opción sea la primera y si no la tienes la última. Si tiene más suerte existirá una opción de hablar con una persona o agente o término similar. Si no, y no quieres perder tiempo, a veces, no dejas que se entienda y te remiten al agente. Si hay suerte y no se ha eliminado el contacto telefónico y se corta tu llamada, te obligan a ir a la web o buscar otro teléfono de atención al cliente, que es lo que finalmente tengo que hacer pasando por el mismo proceso indicado. Al final logras pasar a la fase de atención directa.
Entonces una música “relajante” empieza, cuanto más dura menos te relajas. Despotricas, dices inconveniencias, calculas el tiempo que tardan en atenderte o que llevas en el asunto. Para no cansar, tus nervios se ponen a tope, y el agente te pregunta con acento ultramarino (término en desuso pero que no puede considerarse xenófobo)). Tú dices “Quiero hacer una reclamación”
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Te piden tus datos. Tu le dices que estás harto, que la oficina de correos (en este caso), no atiende, que no estás obligado a relacionarte electrónicamente con la Administración que es simplemente un derecho, que todo es una M, etc.
Te dan un número de reclamación.
Entonces confirmas que eso no sirve de nada, que nadie va a resolver el problema de que el cartero sea un interino tras otro, que no lleve el certificado a tu domicilio, que se haya equivocado de buzón. Preguntas si se graba lo que estás diciendo y pides que te notifiquen de nuevo, etc.
Ahora el nervioso es el agente que quiere cortar la comunicación y atender a otro reclamante o solicitante. Yo decido que la notificación la coja la tía (pobres tías) del servicio de correos. Y añoras aquel cartero que conocía hasta el nombre de tu novia o amorcito de turno y que te mandaba una tarjeta con una bonita imagen pidiéndote el aguinaldo navideño; hoy antigüedad a remitir junto con la de papel higiénico el elefante y otras cosas similares, en WhatsApp de los reenviados demasiadas veces para remitir conjuntamente a tus amigos.
Me calmo ahora, me conformo con lo escrito aunque diría mil cosas más. Pero yo conozco la Administración, pero ¿y los que no tienen quién les conduzca por el laberinto al que les abocan?; pueden resultar agotados, aniquilados, impotentes, desconcertados, solos, etc. Mi indignación no es sólo la impotencia, lo es por una administración que fue mi vocación y trabajo, destrozada, más inútil que nunca, que pretende seguir el sistema de la empresa privada y no sabe hacerlo y que además incumple todos los principios legales de actuación y servicio a los que está obligada; sobre todo el servicio efectivo a los ciudadanos, salvo que ese sea el que dejen pronto este mundo en el que sobran y molestan.
Todo es cierto, Andrés. Creo que hay mucho recorrido de mejora, incluso en la empresas privadas en las que el cliente es una molestia cuando se queja o reclama por el recibo del móvil, el seguro del coche o el alta de la luz...Por suerte, Amazon lo hace bastante mejor y debería ser un referente para nuestras aapp
ResponderEliminarLuis Barbado
Gracias por el comentario. Hay cientas de cosas más que decir de estas administraciones institucionales que son sector público sujetas a la ley 40/2015.
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