Cada día me parece más importante la construcción científica de la denominada cúpula organizacional, tal como la realiza Baena del Alcázar, y cada vez más me sugiere posibles consecuencias de la política actual que nos muestra el gobierno del presidente Rodríguez Zapatero. Dentro de la complejidad del concepto que en la obra científica de mencionado profesor tiene como puntos esenciales sus obras: Elites y conjuntos de poder en España (1939-19929; Curso de Ciencia de la Administración, Cuarta Edición reformada y la ya comentada Ensayo sobre la Sociedad, quiero destacar que la cúpula organizacional se conceptúa como una red de relaciones; relaciones que tienen lugar con ocasión de las decisiones que supongan una regulación social y que además se sitúan en una estructura social determinada y que producen un impacto de mayor o menor envergadura sobre ella. Estas relaciones se producen entre los sistemas y subsistemas que constituyen la sociedad y al producirse con ocasión de las decisiones reguladoras o conformadoras de esa misma sociedad, es indudable que en ellas mantiene un lugar central el sistema institucional y, por tanto, el político. Este último forma parte de la red del sistema institucional especializada en adoptar la decisión conformadora y mantener el equilibrio de la cúpula y por ello de la sociedad y dentro de él, a su vez, la Administración pública que desde este punto de vista se nos presenta también como un centro en el que se producen buena parte de las relaciones que tienen lugar a efectos de la decisión y la que el profesor Baena conceptúa como la parte de la red del sistema institucional que por medio del empleo de los recursos de que se dispone asegura la integración.
La importancia de la cúpula es tal que en su última obra Baena nos llega a decir que si no hay cúpula organizacional no hay sociedad. Con estos antecedentes y a la vista de la situación política de España, sobre todo de las políticas públicas que se vienen desarrollando y que afectan a la configuración territorial del Estado, a la del Poder judicial, a la del Tribunal Constitucional y la función pública y, con ella, a las Administraciones públicas, me pregunto hasta qué punto no constituyen una acción calculada que implica un cambio en la cúpula organizacional y, por tanto, de la sociedad. Pero, además, también se presenta un factor que no se menciona tanto y es el Derecho y el papel que juega en estas acciones, ya que bien es un instrumento o bien se sortea. En resumen, las cuestiones que surgen en torno a esta posibilidad son muchas y ponen en cuestión la configuración de nuestra sociedad y de nuestro Estado de derecho en la actualidad y puede hacernos reflexionar mucho, por lo que no descarto que haya que analizar cuestiones más concretas al efecto.
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