domingo, 1 de junio de 2008

LAS AUTONOMÍAS ¿EXCELENCIA O MEDIOCRIDAD?


Con frecuencia, de modo más directo que ahora, cuento a mis alumnos la evolución de mi pensamiento respecto de las Autonomías en virtud de mi experiencia y del paso del tiempo. Y les cuento como al principio de la puesta en marcha de las Comunidades Autónomas, quizá en la primavera-verano de 1984, celebrado en Valencia un congreso de intelectuales o científicos, pues no recuerdo con exactitud, se me llama para hacer bulto en la cena del cierre del mismo y comparto mesa con dos parlamentarios valencianos, un inglés, una norteamicana y una mejicana. En el transcurso de la cena, la última realizó un comentario burlón y peyorativo sobre las Comunidades Autónomas, haciendo referencia a los “diecisiete estaditos”. El comentario no me sentó nada bien e, impulsivo como soy, replique de inmediato diciendo que lo que habíamos hecho era incrementar por diecisiete las oportunidades de formación política y administrativa y que se preparara en el futuro Europa porque los españoles estaríamos más preparados en el orden político y gestor.

Hoy transcurridos 24 años de aquel momento, vivida la política correspondiente y vista la Administración pública consiguiente, mi opinión es otra y tengo la impresión que hemos retrocedido. El incremento de puestos políticos y politizados y la brevedad de permanencia en los primeros, creo que ha producido la misma situación que en otras reformas se produce: un incremento de oportunidades que lleva a necesitar un elevado número de personas en corto plazo y que provoca la selección de personas poco preparadas; es decir, que se produce un descenso en el nivel de exigencia en la selección, todavía más si la selección se realiza por procedimientos muy discrecionales. Discrecionalidad que determina una clara dependencia del designado respecto del designante. Como, además, los procesos formativos serios, comprendidos en el proceso de selección, han desaparecido o se convierten en un mero trámite, resulta que no existe una gran formación técnica y que se está condicionado en las soluciones por la actividad política o por las “razones políticas”.

No me cabe duda que sigue existiendo la posibilidad de adquirir experiencia y saber, pero el provecho me parece más individual y personal que institucional. Institucionalmente creo que la mediocridad ha asentado sus posaderas y que la mejicana tenía razón “diecisiete estaditos” es la realidad.

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