La otra gran meta del SUE es la transferencia de tecnología, que había estado prohibida hacia la industria hasta 1983. En este campo existe una gran distancia con Alemania, Francia, Reino Unido e Italia donde la media de producción anual en el periodo 1997/2004 de patentes triádicas por millón de habitantes es de 56,5 mientras que en España es de 2,7 patentes. El número de patentes españolas representaba en 2005 el 0,39% del total de la OCDE y España ocupaba el puesto 16 de 30 en esa organización.
El estudio de las capacidades de nuestro SUE arroja numerosos datos, algunos de los cuales se abordarán en profundidad en el presente estudio. La capacidad más relevante es la gobernanza, ya que es fundamental para lograr la totalidad de los propósitos de la educación superior.
El tamaño de las universidades parece tener una cierta relevancia en el rendimiento. Un estudio reciente sobre 394 universidades de 10 países europeos, incluido España, muestra que los investigadores, departamentos y otras unidades de este nivel en una universidad se benefician del entorno interdisciplinario. Los beneficios son generalmente más bien modestos cuando el tamaño total de profesores de una universidad es inferior a 1.000 académicos, pero aumenta más rápido al menos hasta 6.000. El impacto del tamaño de la universidad nunca es negativo en el estudio realizado. Esta evidencia sobre el tamaño se extiende al departamento o unidad del mismo nivel organizativo. Otro estudio español establece la misma conclusión para la investigación, pero no para la docencia. La antigüedad, la cercanía a los centros de poder y de decisiones empresariales, así como a la tradición y a la consolidación de la cultura investigadora pueden explicar este hecho. En definitiva, estos estudios establecen una relación positiva entre tamaño de las universidades y departamentos y el rendimiento en investigación. En otro apartado de este informe se estudiará este aspecto en el SUE desde la perspectiva de la incidencia de la gobernanza en el rendimiento.
En esta misma línea estructural, hay que diferenciar entre las universidades politécnicas y las generalistas. Las primeras destacan por sus recursos en I+D, mientras que las otras carecen de un perfil especializado. No obstante, en éstas se observa una tendencia a ofrecer enseñanzas técnicas. Las politécnicas son más ineficientes tanto en producción de graduados/matriculados como en producción científica, mientras ocurre lo contrario en aquellas universidades con un perfil más cercano a las ramas experimentales.
El sistema de calidad universitario español comienza en 1992 con la puesta en marcha de un programa experimental destinado a asesorar a las universidades en la implantación de métodos de mejora de la calidad. En 1993 la UE lanzó el Proyecto Piloto Europeo para evaluar la calidad en la educación superior. Estas dos experiencias dieron lugar en 1995 a la aprobación del Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades en el que la mayoría de las universidades españolas participaron voluntariamente. A este plan siguió el Plan de Calidad de las Universidades que contempla: mejorar los mecanismos internos de calidad y mejora en las universidades; fomentar la creación de más organismos regionales de control de calidad y su coordinación dentro de una red nacional; desarrollar un sistema de información coherente basado en indicadores de rendimiento que las universidades y los gobiernos pueden utilizar eficazmente para la adopción de decisiones; y el establecimiento de un sistema de acreditación de grados en todos los niveles para que cumplan las normas de calidad europeas e internacionales. Una parte relevante de estos objetivos fueron transferidos en 2002 a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA). Algunas comunidades autónomas han creado sus propias agencias, siendo algunas anteriores a la ANECA, como la de Cataluña (1996) y la de Andalucía (1998).
El proceso de internacionalización del SUE ha avanzado significativamente en los últimos años como lo muestra su progreso en la aplicación del EEES, ya que en 2007 obtuvo 3,5 puntos sobre 5 en el Inventario del Proceso de Bolonia. También resulta intensa la relación con Iberoamérica que llevó en 2006 a crear el Espacio Iberoamericano de Conocimiento. Sin embargo, la presencia de estudiantes extranjeros en las universidades españolas es inferior a la de otros países de la OCDE. En 2009 alcanzó al 2,7% del total de alumnos en España, mientras que en Francia el 11,5%, en el Reino Unido era el 16,3%, en Austria el 19,4% y el 21,5 en Australia. Una de las razones de esta escasez es la poca oferta de enseñanzas en inglés. Por lo que respecta al programa Erasmus, en 2007 España era el destino preferido de los estudiantes frente a los otros 30 países participantes. Por lo que respecta a la movilidad de profesores, en el curso 2005-2006 España fue el segundo país detrás de Alemania en enviar profesores al extranjero, un 80% más que cinco años antes. Además, España es el cuarto país preferido como destino tras Alemania, Francia e Italia.
La posición de las universidades españolas en los rankings internacionales no se corresponde con la producción científica, ni con el lugar que ocupa la economía y el nivel de desarrollo español en el mundo. No hay ninguna universidad española entre las 100 primeras del mundo y 4 se encuentran entre las 125 primeras de Europa, situándose una de ellas en la posición 80.
La solución de las debilidades es probable que pase por obtener mayor atención de la sociedad hacia la universidad, por un nuevo pacto entre la universidad y la sociedad española, así como por aumentar la diversificación en la financiación del SUE. Esto implicaría reorientar los referentes de actuación del SUE para atender debidamente las necesidades sociales. Esos referentes son los que informan la misión y las metas, establecen la prioridad entre éstas y concretan los objetivos a alcanzar. De ahí que la misión de la Universidad dirigida al logro de la cohesión y el desarrollo social mediante la garantía del principio de igualdad deba informar al resto y situarse en primer lugar.
El SUE se caracteriza históricamente por su aislamiento de la sociedad, por su elitismo y por su funcionamiento no convergente con el mercado. La superación de estas notas se podrá efectuar mediante la adhesión ciudadana a la universidad debido a la existencia de intereses comunes. El aumento de la financiación –o su mantenimiento en la situación actual- es clave en la política universitaria e implica otorgarle una mayor relevancia política y social entre el elenco de servicios públicos que oferta el Estado. Para ello es imprescindible que la sociedad conozca la transcendencia de la docencia y de la investigación universitarias de calidad en el logro del desarrollo económico y social y en la consecución de una sociedad más equitativa y democrática; en especial del servicio público. Es tarea de los dirigentes políticos transmitir esta relevancia y de los integrantes de la comunidad universitaria tomar conciencia de la misma.
Es una parte del libro que se encuentra en imprenta: Arenilla, M. (Dir.) (2012): La Universidad española en riesgo. Un análisis desde su gobernanza. Oleiros: Netbiblo.
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