lunes, 1 de enero de 2018

MOVIMIENTOS Y PARTIDOS

En una tertulia radiofónica en el análisis del resultado de las elecciones recientes en Cataluña un político del partido popular al referirse a Ciudadanos vino a calificarlo como un movimiento y no como un partido político propiamente dicho. La manifestación provocó mi reflexión, ya que por edad he vivido unos treinta y como años de un régimen político que se calificó como Movimiento nacional. La distinción efectuada por el político popular encerraba, sin lugar a dudas, una cierta descalificación o venía a hacer pensar en que la organización de Ciudadanos no era en realidad la de un partido político. La idea general de un movimiento que se nos ofrece es la de un movimiento social dirigido a conseguir efectos políticos. Pero si acudimos al diccionario se nos ofrece un carácter más amplio que incluye en el movimiento tanto lo social, como lo político, lo cultural o estético, como lo religioso. Incluso queda ligado también al alzamiento o a la rebelión. ¿Qué quería decir el político de la tertulia?
Como la idea de movimiento incluye lo político y Ciudadanos está constituido como un partido, hay que pensar que la idea que se nos transmitía marcaba o señalaba o afectaba a la organización y experiencia de Ciudadanos y que lo que proponía o le sustentaba no era tanto un programa de gobierno como un sentimiento, alrededor del cual se organizan y pretenden conseguir los votos. Es claro que como he dicho la idea era descalificar o hacer de menos a Ciudadanos como partido y su capacidad de gobierno y administración. Y ciertamente, atendiendo a la Administración pública tal como se trata en este blog y tal como la relaciono con el gobierno y la Política, las dudas que pueden plantear los partidos nuevos, que como tales se forman en torno a un pensamiento o idea que prima especialmente, es la de su capacidad para dirigir una administración pública y si tienen cuadros de mandos preparados para hacerlo.

Pero la descalificación es artera desde varios puntos de vista, ya que todo partido político si no se puede calificar de movimiento al menos se basa en un pensamiento o idea, o encierra un movimiento dirigido a un fin y para ganar las elecciones provoca siempre esa idea o un movimiento dirigido a conseguir el voto. Creo que no es absurdo considerar que todo partido en sus inicios es más un movimiento que una organización y que ésta se va desarrollando poco a poco. También hay que considerar que no es lo mismo ser simplemente un partido que un partido que gobierna. Es más en la medida que crece y cambia su pensamiento básico o inicial en un programa para ganar las elecciones o se llega a gobernar crea un complejo de intereses que lo corrompe. Abarca tanto para conseguir votos que los frentes a cubrir y satisfacer se amplian demasiado y no porque al gobernar haya que respetar a las minorias y a todos los ciudadanos y que el programa de gobierno no pueda coincidir con el programa electoral en su plenitud.

Al gobernar se entra en contacto con la organización administrativa, con el derecho, con el antecedente, con los múltiples intereses sociales. Una maquinaria pues que no siempre se puede forzar o que el hacerlo lleva a la ilegalidad vigente o se atacan principios básicos y fundamentales. Por ello casi todos los partidos acuden a funcionarios expertos, requieren su información y asesoramiento y los incorporan a sus cuadros posibles para dirigir la Administración y su organización y por ello sigue existiendo el espacio de libre designación de funcionarios, porque en el nivel directivo serán los que hagan viables las políticas públicas programadas y prometidas. Sólo cuando ese espacio va más allá de las políticas públicas y afecta al derecho vigente o esencial o a la eficacia de la gestión se afecta a la neutralidad y a la legalidad. Y así los partidos "viejos" que ya no son movimientos propiamente dichos son los que son "hábiles" en sortear la burocracia y en dominar y patrimonializar a organización y tratan de satisfacer todos los movimientos y todos lo intereses. Entonces ya no se mueven tienden a quedar a permanecer, traicionan sus raíces y paradójicamente no cambian, no vuelven a aquéllas. 

Pero el problema es que cuando esta situación se enquista y la verdad no existe en realidad, el partido pierde sentido y agota la paciencia del ciudadano y resurgen los movimientos básicos y se producen situaciones más convulsas más desordenadas y tenemos lo que hoy tenemos y que se muestra en Cataluña. No es malo basarse en sentimientos si estos no se han bastardeado con informaciones falsas y educaciones totalitarias. Por eso una Administración profesional, unos cargos fijos o de mérito y capacidad y no "reclutados" o que se vendan al mejor postor, es esencial, sin ella los partidos nuevos pueden fracasar o sufrir dificultades, con ella no necesitan pudrir la organización, no necesitan tanto partidarios. Se podría decir que basta que su idea, su pensamiento y su programa de partido o su "movimiento" sea aplicado por los profesionales mediante la formalización de las políticas y la ejecución de la mismas y del derecho No se necesitan funcionarios públicos afiliados para hacer "carrera", solo administración pública profesional y capaz por experiencia y mérito al servicio de todos.

Quizá resulte que propongo un movimiento. Quizá



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