2.- La
centralización y la estructura del Cuerpo Técnico de la Administración Civil.
El Cuerpo Técnico de la Administración Civil es un cuerpo de
Estado, entendiendo como tal la estructura administrativa central, es decir, el
aparato orgánico centralizado del Estado y, por tanto, su estructura formal, si
es que existe, e informal están claramente centralizadas. Un porcentaje alto de
centralización preside la organización del Cuerpo Técnico, más del 47 por cien
de sus miembros desarrollan sus funciones en Madrid, en los Departamentos
ministeriales.
La estructura formal, es decir, la derivada de los puestos de
trabajo desempeñados por funcionarios del Cuerpo, tiene, naturalmente, una
repercusión en otros aspectos de la estructura corporativa, formales e
informales.
En los aspectos formales, implica: 1º) Un alto porcentaje de
puestos de trabajo radicados en el Centro. 2º) Una fuerte participación en los
niveles decisorios. 3º) Una alta posibilidad de autoorganización. 4º Una mayor
preocupación por mejorar la organización central en beneficio de los intereses
burocráticos centrales, con mejores niveles y retribución para el funcionario
central. 5º) Una selección corporativa y una carrera administrativa
centralizada o sólo existente para el funcionario central. 6º) En consecuencia,
un olvido de la estructura periférica. 7º) Una especialización o concreción de
tareas en el nivel central y una mayor generalización a nivel provincial o periférico
y mayor carga de trabajo. 8º) La cercanía del poder otorga mayor poder al
funcionario o burócrata central que al periférico. Y 9º) Creación de un Cuerpo
directivo de hecho o élite burocrática dentro del Cuerpo, formado por ocupantes
de los puestos de nivel más alto en la Administración centralizada, que,
además, rotan dichos puestos.
En definitiva, estas características y otras que puedan
añadirse, han determinado, hasta ahora, lo siguiente: a) Una carrera
administrativa reducida al Centro y una mayor concentración de efectivos en el
mismo, con olvido de la periférica. b) la aparición de una élite
administrativa, cercana al político, con influencia y poder, por tanto, que,
además, asume el papel de organización corporativa informal, que trata de
suplir a la organización asociativa o sindical, y c) Escasa influencia del
compañero periférico que, sin embargo, en su parcela, conserva una visión más
general de la organización y sus problemas.
Junto a estas características propias o endógenas, otras externas
también han contribuido al estado actual, así: a) La pérdida de poder de las
estructuras orgánicas de la Presidencia del Gobierno en las materias de
personal y organización. b) La adscripción múltiple de puestos de trabajo
claramente administrativos en perjuicio del Cuerpo Técnico. c) La absoluta
clasificación de puestos como de libre designación y como consecuencia, d) La
lucha entre cuerpos burocráticos por los puestos de trabajo.
Estos
factores, fundamentales en la inexistencia de una carrera administrativa
racionalizada, unidos a los aspectos corporativos antes reseñados, han
determinado que la élite burocrática mostrara una preocupación primordial por
su persistencia o permanencia, con abandono de los temas generales sobre
organización, racionalización y reforma administrativa, o, cuando menos,
simplemente dormidos o no abordados, quizá, con la rotundidad y claridad que
merecen.
3.- La incidencia de
las Autonomías.
En este estado de cosas, se produce en España un
transcendental cambio político, que minimiza los problemas administrativos o
que los sitúa, naturalmente, en segundo plano. El cambio, desde el punto de
vista que nos interesa, tiene un aspecto político doble: 1) Cambio en la
estructura política con un claro protagonismo de los partidos políticos y 2)
Cambio en la estructura territorial y orgánica del Estado que supone de
inmediato y para el futuro una reestructuración de competencias.
La consecuencia fundamental es la transferencia de servicios
del estado y de organismos autónomos e institucionales a otras Administraciones
(Comunidades Autónomas, Diputaciones y Municipios) y la posible aparición de
nuevas personas jurídicas territoriales como las Comarcas.
Todo ello, naturalmente incide en el Cuerpo Técnico de Administración
Civil y también, de modo indirecto, en la estructura corporativa y
centralizada, que antes contemplábamos. Los funcionarios periféricos se
transfieren con sus servicios; los centrales tendrán que ser transferidos a su
vez. De otro lado, la Administración del Estado se transformará adaptándose al
nuevo estilo.
La incidencia se produce también respecto de otros Cuerpos y,
por lo que afecta a nuestros intereses, los Cuerpos Nacionales de
Administración local, ante la politización de muchas cuestiones, se ven
atacados y, sin dejar de defender sus funciones directivas en la Administración
provincial y municipal o de inspección y asesoramiento, buscan nuevos caminos
en la organización comunitaria y meten cabeza en la organización estatal, en
los Gobiernos Civiles y Delegaciones de Hacienda y Ministerio de Administración
Territorial.
Las consecuencias, el estado actual, la necesidad de análisis
de la situación, etc., han sido puestos en evidencia por el ya mencionado Curso
de transferencias, cuyas conclusiones conocemos. No obstante, como punto final
a esta comunicación, cabe exponer algunos aspectos de lo que puede ser el
futuro o el papel del Cuerpo Técnico en el nuevo estado de las Autonomías.
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