El atropello de un niño cuando un camión daba marcha atrás en una zona de depósito de contenedores provenientes del tráfico marítimo, estaba detrás del último artículo de esta sección de Mi hemeroteca. Pero unas muertes por disparos de escopeta realizados por un desiquilibdado y otros asuntos, dieron lugar en 19 de febrero de 2000 a la publicación en Las Provincias de este otro artículo:
Acontecimientos sociales tales como las muertes del Cabañal, los incidentes raciales de El Ejido, el corte en el suministro de agua en la ciudad, ponen de relieve que la escopeta de Ramón Tatay no es la única que está cargada y, una vez más, el apuntar el hecho no supone ser agorero, sino la intención de suscitar la reflexión y, si fuera posible, la adopción de medidas y soluciones. Como tantas otras veces, mi discurso tiene como elemento sustancial destacar la importancia de una buena Administración pública como institución jurídica y social y resaltar el abandono y desconsideración de que es objeto y no resulta fácil hacerlo, pues, forzado a resumir, uno puede dar la sensación de ser un catatrofista.
En el caso de Ramón Tatay quedan en cuestión los elementos destinados a determinar las condiciones por las que una licencia de armas puede ser concedida, renovada o denegada y la gestión de dicha función está encomendada a empresas privadas, sin perjuicio de que la decisión apoyada en dichos elementos es de una autoridad pública. En el caso de El Ejido es todo el control de la situación social y jurídica de los inmigrantes y de policía y orden público el que queda en cuestión. El corte de suministro de agua evidencia que la inspección, control y dirección, en su caso, sobre la gestión de un concesionario de un servicio público y la gestión de éste, en sí misma, han dejado que desear.
Pero lo realmente grave no es que se produzcan estos hechos que podían ser aislados o casuales, sino que sean evidencia de un fallo general en las concepciones políticas o incluso jurídicas que se adoptan para la ejecución y cumplimiento de los fines sociales que se persiguen o de las bases constitucionales que conforman nuestras instituciones públicas e, incluso, nuestro Estado de Derecho. Otros hechos o situaciones evidencian la existencia de otras escopetas cargadas; así el sistema educativo en general hace aguas, en cuanto siendo la base de la formación de los niños y jóvenes que en el futuro regirán nuestras instituciones públicas, pueda quedar configurado como una mera guardería o fomentar la dictadura de niños y padres sobre profesores o entenderse como una formalidad a cumplir para acceder al trabajo o al empleo o conformar sus programas y conntenidos de modo que sean "asequibles" y fáciles o se tienda a conformar a todos o a configurar contenidos disciplinares carentes de base científica o histórica, eliminando las opuestas; situación que trasladada a la enseñanza universitaria presenta otros perfiles también importantes para el futuro de nuestros hijos y nietos, pero no en sentido individual sino social, colectivo e institucional por la capacidad de sus dirigentes y por sus propias concepciones. ¿Qué podemos decir, por ejemplo, del caos circulatorio que nos circunda? ¿no son las motos armas tanto o más peligrosas que las escopetas? ¿Cuántas muertes por accidente de circulación pueden tener la misma raíz y falta de control que las del Cabañal? Sin embargo, frente a ellas, por cotidianas, no nos sorprendemos de la misma manera que lo hemos hecho con éstas. ¿Qué diríamos de una sociedad que fomenta el consumo de alcohol o de una Administración pública que permite que patio sí, patio no de nuestros barrios residenciales, cuenten con un bar, pub, disco- bar o discoteca? ¿Qué pensar de la que fomenta la ganancia fácil y rápida sin parar mientes, o propugna el egoísmo a fuerza de individualista o el derecho sin obligaciones o aportación común?
No es preciso seguir exponiendo cuestiones que cualquier ciudadano ve y, peor aún, soporta callado, ya, por la impotencia e inutilidad de sus quejas. ¿Nos sorprenderemos, pues, cuando utilizados estos problemas se fomente el extremismo y la reacción desorbitada? ¿Lo haremos de las abstenciones en las votaciones electorales o del progreso de posturas exremistas?
La realidad nos muestra que en todas las cuestiones apuntadas y las dejadas en el tintero existe una necesaria actuación política y administrativa y, por tanto, que la institución que es la Administración pública tiene que intervenir recogiendo información, analizando, regulando, ejecutando, controlando, revisando, proponiendo decisiones o decidiendo en su caso y, para ello, debe ser una estructura profesional y permanente, no sometida a los vaivenes políticos, basada en el mérito y la capacidad y con su parte de poder y responsabilidad para equilibrar el conjunto que forma con los gobiernos políticos y que constituye el poder ejecutivo. Pero estos factores que son una exigencia constitucional, se ignoran conscientemente, porque nadie se cree el sistema establecido y es más cómodo esconder la cabeza o cerrar los ojos o rodearse de la fidelidad absoluta del "amigo" o "deudor" que escuchar la molesta advertencia de Pepito Grillo, que parece restarnos capacidad y poder o limitar nuestra "libertad".
Creo que aún hay muchas escopetas cargadas y que los asuntos aquí permanecen aún en Valencia y en España. Respecto de la primera basta con leer esta referida a las armas y pubs y estas relativas al alcohol y macrobotellón, o esta otra sobre las licencias y cierres en pubs y mal llamados restaurantes . ¿Es la crísis sólo económica?
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