Continuando con la exposición del concepto de burocracia que nos ofrecía José M de Antequera y refleja Alejandro Nieto transcribo lo que éste nos dice al respecto de los dos puntos de vista restantes sobre el concepto de Burocracia :
"La Burocracia, desde un segundo punto de vista, puede considerarse como un sistema administrativo concreto: el centralizado. en este sentido, quienes atacan la centralización atacan a la Burocracia. Pero queda claro igualmente que aquí la Burocracia no es causa sino efecto. En este punto el colaborador de la Enciclopedia se muestra decididamente centralizador, puesto que en su opinión la centralización, lejos de ser un inconveniente, es una ventaja del Gobierno constitucional. Todos los actos, todas las cuentas, todas las deliberaciones deben refluir en el centro porque forman la base de las buenas leyes. Los inconvenientes de la centralización no deben ser combatidos con la descentralización sino con la rectificación que ha de deducirse de unas elecciones sinceras, de un derecho de petición más enérgico, de una verdadera libertad de imprenta y, lo principal de todo, de una responsabilidad real de los ministros y de sus agentes. Bajo la protección de estas garantías, en resumen, la centralización, o si se quiere la Burocracia, es una necesidad y un complemento de los gobiernos constitucionales.
La Burocracia implica también un riesgo de abuso. Lo mismo que todas las cosas buenas de por sí, la Burocracia tiene sus abusos y sus excesos, que nacen de la falta de garantías que acaba de indicarse. Cuando los ministros encargados de marcar los límites de la Burocracia no son responsables, o eluden esta responsabilidad, la gestión Burocrática se corrompe, siendo ésta, por cierto, una señal segura de que el gobierno arbitrario se sirve sólo de las formas constitucionales como de una cáscara, convirtiéndose entonces la Administración en una de las plagas del Estado, con su consabido sistema de nepotismos y premios a los amigos políticos. En esta situación el gobierno constitucional, que es sólo una hipocresia política, llega a ser más funesto para la Administración que el poder absoluto. El oro y los destinos son los termómetros de la consiencia y de las adhesiones. Cuando el Gobierno, llamado constitucional, degenera hasta este estado de corrupción, la Burocracia se convierte en su más activo auxiliar. El desarrollo de esta calamidad viene favorecido por la circunstancia de que por numerosas que sean los reglamentos e instrucciones, siempre queda al burócrata, a la hora de la decisión concreta, decidirse libremente en uno u otro sentido sin violar con ello la legislación.
En resumen: La burocracia es insparable de un Gobierno que debe dar cuenta de sus actos y del empleo de las contribuciones. Si la Burocracia aumenta exageradamente, no debe levantarse contra ella el hombre de Estado, sino más bien contra el exceso de los gastos y el de los impuestos, que son los que dan origen inevitablemente a la multitud de los agentes públicos. El reformador no temerá el exceso de los gastos o de los impuestos ni el abuso de la Burocracia si los principios que emanan de las garantías constitucionales se hallan en toda su fuerza. La Burocracia, considerada como centralización, no es menos necesaria a la marcha del Gobierno constitucional, puesto que por medio de ella mantiene todas las igualdades ante la ley, recoge los elementos de unas buenas instituciones, el germen de todas sus mejoras, y por medio de ella consigue hacer del Estado, además de un todo homogéneo, una patria en que los intereses son comunes. El abuso de poder en un centro tiene como contrapeso la resposabilidad de los ministros y de sus agentes; si falta esta garantía a la cosa pública, no culpe de ello el reformador a la Burocracia, porque ésta, en fin, como todas las cosas, tiene sus propios excesos y sus superabundancias".
Cuando escribí el post relativo al abuso de poder no había releido estos párrafos, pero ¿verdad que se comprende la atención que prestan nuestros administrativistas al siglo XIX? Otras ocasiones habrá de exponer mas textos del pensamiento burocrático y del libro de Alejandro Nieto.
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